
Gustavo Torner
El pintor y escultor Gustavo Torner (Cuenca, 1925), figura clave -junto con artistas como Zobel, Sempere y Gerardo Rueda- de la generación de los cincuenta, es uno de los artistas españoles más representativos de la segunda mitad del siglo XX. Ingeniero forestal de formación, descubrió tempranamente su vocación artística y sus buenas condiciones para el dibujo, aptitudes que desarrolló como autodidacta y que le condujeron en 1965 a abandonar totalmente su profesión inicial para concentrarse enteramente en su carrera artística.
Tras un primer periodo de obras figurativas a principios de los cincuenta, comienza en 1956 una etapa dominada por la abstracción informalista. Al empleo del óleo como materia de trabajo se añade el recurso a elementos minerales como la tierra y la arena, a fragmentos orgánicos o vegetales como raíces, cortezas y maderas erosionadas, y a componentes metálicos como chapas pulidas y chatarra oxidada. En sus composiciones, la contraposición y a veces yuxtaposición de materiales con un orden estricto de zonas y espacios crea contrastes y antagonismos entre lo natural y lo artificial, el orden orgánico y el rigor geométrico, la materia y la imagen.
En la carrera artística de Torner se alterna la pintura con la obra gráfica y la escultura, tanto la de grandes dimensiones para espacios públicos como la escultura de interiores. Especial mención merecen también sus otras expresiones artísticas: la escenografía, los figurines de teatro y ópera y los tapices. Un lugar propio lo ocupan sus aportaciones a la remodelación y el diseño arquitectónico de salas y espacios emblemáticos en edificios históricos como el Museo del Prado, el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca.